Cada año, en el mes de mayo, el Día de la Madre representa una oportunidad no solo para celebrar la dedicación y el rol fundamental de millones de mujeres, sino también para reflexionar —desde el ámbito organizacional— sobre los retos que aún enfrentan las madres en el entorno laboral actual.
La conmemoración moderna del Día de la Madre se originó a inicios del siglo XX en Estados Unidos como un reconocimiento al valor social de las madres, y desde entonces ha trascendido fronteras, consolidándose como una fecha clave en muchos países de América Latina. Esta efeméride invita a las organizaciones a repensar sus políticas de equidad, conciliación y apoyo a la maternidad, con miras a construir entornos laborales más justos y sostenibles.
En Colombia, esta celebración se lleva a cabo tradicionalmente el segundo domingo de mayo. En 2025, el Día de la Madre se conmemorará el domingo 11 de mayo y representa una oportunidad estratégica para que las organizaciones renueven su compromiso con el bienestar integral de las madres trabajadoras.
En un contexto donde muchas mujeres enfrentan la llamada "doble jornada" trabajo remunerado más tareas de cuidado no pagadas, avanzar hacia entornos más corresponsables y sostenibles es una tarea necesaria.
Para miles de mujeres en América Latina, equilibrar el empleo formal con las exigencias de la maternidad sigue siendo una tarea cuesta arriba. A pesar de que muchas empresas han adoptado modalidades como el teletrabajo o la flexibilidad horaria, estas iniciativas aún no logran transformar por completo la experiencia laboral de las madres.
Así lo revela la Radiografía de las Mujeres en el Trabajo 2025, un estudio elaborado por Buk con base en más de 5.700 respuestas de personas trabajadoras en Chile, Colombia, México y Perú. Los resultados muestran que las madres trabajadoras enfrentan niveles más bajos de satisfacción en cuanto a flexibilidad laboral, mayor agotamiento y condiciones que no se ajustan del todo a su realidad cotidiana. ¿Están funcionando realmente las estrategias actuales? ¿Qué más puede hacerse desde las organizaciones?
Una de las principales causas del bajo nivel de satisfacción laboral entre las madres es la carga adicional que asumen fuera del trabajo. Además de sus tareas profesionales, muchas mujeres siguen siendo las principales responsables del cuidado del hogar y de sus hijos.
De acuerdo con datos de la CEPAL:
Esta distribución desigual del tiempo afecta no solo la salud mental de las mujeres, sino también su desarrollo profesional, su sensación de autonomía y su bienestar general.
La sobrecarga se traduce, también, en un mayor desgaste emocional. Según el estudio de Buk, el 15% de las mujeres encuestadas, tanto con hijos como sin ellos, reporta haber sufrido burnout frecuente. En contraste, solo el 12% de los hombres con hijos y el 11% de los hombres sin hijos manifiestan lo mismo.
Estos datos reflejan con claridad el impacto que tiene la desigualdad en la distribución del cuidado. Como ha señalado la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el exceso de trabajo no remunerado, sumado al empleo formal, puede derivar en fatiga crónica y en consecuencias graves para la salud mental.
Una de las principales quejas entre las madres trabajadoras es la falta de adecuación real de las políticas laborales a sus necesidades. A pesar de tener acceso al teletrabajo en muchos casos, solo el 62% de las madres encuestadas dice estar satisfecha con la flexibilidad que le ofrece su empresa, el nivel más bajo de todos los grupos analizados.
Comparativamente:
Estos datos evidencian que el problema no es solo de acceso a herramientas como el trabajo remoto, sino de cómo se implementan. La flexibilidad debe ser real, adaptada a la vida cotidiana, y considerar situaciones como el horario escolar, la atención médica infantil o el acompañamiento en tareas de cuidado.
En el marco del Día de la Madre 2025, es fundamental recordar que el equilibrio entre trabajo y maternidad no puede recaer únicamente sobre el esfuerzo individual de las mujeres. Aunque se han dado pasos importantes en materia de conciliación, los datos revelan que persisten brechas que requieren atención urgente por parte de las organizaciones.
Este 11 de mayo no solo debe ser una fecha para homenajear a las madres, sino también para reafirmar el compromiso institucional con su bienestar. Apostar por políticas basadas en evidencia, inclusión y corresponsabilidad no solo mejora la calidad de vida de las trabajadoras, sino que fortalece la sostenibilidad y competitividad de las empresas que reconocen al talento femenino como eje estratégico de su cultura organizacional.