El DRP o Plan de Recuperación ante Desastres es una estrategia que posibilita a las organizaciones actuar frente a un desastre, restaurar información esencial, preservar la continuidad de sus operaciones y disminuir las repercusiones económicas y reputacionales de una crisis.
En un ambiente digital cada vez más expuesto, cualquier compañía, independientemente de su sector o tamaño, tiene la posibilidad de enfrentar interrupciones en sus operaciones a causa de problemas eléctricos, ataques cibernéticos o caídas de sistemas.
Por lo tanto, un DRP asegura que una empresa pueda continuar operando, sin importar la naturaleza del incidente, previniendo la pérdida de datos, las sanciones legales o el deterioro de confianza de los clientes.
En este artículo, te familiarizarás con su relevancia, componentes esenciales, la legislación colombiana que lo respalda y cómo ponerlo en práctica de forma gradual para garantizar la continuidad de tu empresa.
El Plan de Recuperación ante Desastres, conocido como DRP (Disaster Recovery Plan), es una herramienta útil para que las empresas se preparen y actúen rápidamente ante problemas tecnológicos.
Este plan ayuda a proteger la información importante y asegura que las actividades del negocio sigan funcionando. Según la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, un plan así permite saber y tener listos los pasos que se deben seguir durante y después de un problema, asegurando que la tecnología no afecte los servicios dentro o fuera de la empresa.
Su propósito es garantizar la continuidad operativa y proteger los activos tecnológicos, de modo que la organización pueda retomar sus funciones con rapidez y mantener su productividad y reputación intactas.
Tener un Plan de Recuperación ante Desastres (DRP) es una estrategia crucial para garantizar la estabilidad y la confianza dentro de una compañía.
Según la Función Pública de Colombia, este plan posibilita que las entidades vuelvan a restablecer sus servicios tecnológicos —como el acceso a datos de hardware, software o equipos esenciales— en caso de que suceda un incidente, ya sea un ataque informático, una falla eléctrica o un error humano.
Tener un DRP bien estructurado y al día ayuda a:
La Universidad de La Salle sugiere que un DRP debe tener, como mínimo:
Primero, es necesario pensar en lo que podría poner en riesgo a la empresa: apagones, hackeos, incendios, inundaciones, errores de personas o problemas en programas. Cada uno de estos escenarios se analiza para ver qué tan probable es y qué daño causaría al negocio.
Consejo Buk: Involucra a todas las áreas, no solo al equipo de tecnología; otros departamentos pueden tener información valiosa sobre los procesos más críticos.
Aquí revisamos qué tan grave sería si un proceso se detuviera. Se identifican los servicios clave para que la empresa siga funcionando y los que pueden esperar algunas horas o días.
Además, hay que tener claros dos conceptos:
Con esto se prioriza la recuperación de los sistemas más críticos y se usan los recursos de manera inteligente.
La idea es asegurarse de que, si algo falla, los datos y sistemas se puedan recuperar sin problemas. Por ejemplo:
El objetivo es que, si hay una interrupción, la empresa pueda recuperar su información sin depender de un solo lugar.
Consejo Buk: Hacer copias de seguridad no es suficiente; es necesario probarlas de forma regular para asegurarse de que los datos se puedan recuperar realmente.
En una emergencia, la confusión puede empeorar las cosas, por eso el DRP debe incluir un plan de comunicación, tanto interno como externo, que indique:
Cada paso debe estar detallado: cómo acceder a las copias de seguridad, reiniciar servidores o a quién contactar si falla un proveedor. La información tiene que ser clara y accesible, incluso si los sistemas principales no funcionan.
Tener un plan excelente no sirve de nada si nadie sabe cómo utilizarlo, así que entrena a los equipos responsables y haz simulacros de forma regular para medir los tiempos de respuesta y encontrar problemas en el proceso.
El DRP no es un documento fijo. Debe revisarse al menos una vez al año o cada vez que cambien la tecnología o procesos críticos.
Actualiza contactos, proveedores, procedimientos y sistemas de respaldo; incluso un pequeño descuido puede causar grandes pérdidas en una emergencia.
Todo cambio, prueba o mejora debe quedar registrado. Esto facilita auditorías y certificaciones, y demuestra que la empresa se toma en serio la continuidad y seguridad, tanto ante clientes como autoridades.
En Colombia y en el mundo, los planes de recuperación se basan en reglas y guías que aseguran la seguridad y continuidad del negocio:
Superintendencia de Sociedades: En su Guía GINF-G-010 explica los roles, los tiempos para recuperarse y los pasos técnicos a seguir si hay fallas. Ver DRP
Función Pública: Creó un plan con listas de verificación y formas de recuperar los sistemas más importantes. Ver DRP
IDEAM: Su manual E-SGI-SI-M004 tiene instrucciones detalladas para que la empresa siga funcionando sin problemas. Ver DRP
Según la Universidad de La Salle (2022), las empresas se enfrentan a varios peligros: Ataques en línea, que se filtre información, sabotajes o desastres naturales.
Los principales problemas al poner en marcha un DRP son:
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Reto |
¿Qué puede pasar? |
¿Cómo solucionarlo? |
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Presupuesto limitado |
Falta de infraestructura de respaldo |
Implementar el plan por fases, priorizando sistemas críticos. |
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Desconocimiento técnico |
Procedimientos ineficaces |
Capacitar equipos y realizar simulacros. |
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Cultura reactiva |
Falta de respuesta ante incidentes |
Incluir el DRP en la estrategia organizacional. |
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Falta de pruebas |
Plan obsoleto |
Revisar y actualizar anualmente. |
Contar con un DRP no solo protege la infraestructura tecnológica, también fortalece la confianza dentro y fuera de la organización. La verdadera continuidad nace cuando la prevención se convierte en parte de la cultura empresarial.
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