Para las empresas es fundamental establecer un sistema de inventarios que cumpla con las necesidades de clasificación y que, además, permita mantener el control de los activos. Para eso, existen distintos tipos de inventarios y es clave entender cómo funcionan.
En esta nota abordaremos cuáles son los tipos de inventarios más comunes, su función y cómo elegir el adecuado de acuerdo a las necesidades de cada organización.
Un inventario hace referencia a los bienes materiales de una organización. Esto incluye los productos, materias primas, repuestos, y demás elementos que se puedan contabilizar y gestionar.
La clasificación de los inventarios es clave, ya que permite llevar el control de los bienes que posee la empresa, mientras facilita el cálculo de los costos, ingresos y egresos que impactan directamente en la toma de decisiones financieras.
Por otro lado, es importante conocer los tipos de inventarios, que se pueden clasificar por sus características como servicio, costo, naturaleza, tiempo, ubicación y frecuencia de movimiento.
Los inventarios varían dependiendo de su impacto para el negocio y lo que se quiere medir. No conocer la cantidad exacta de productos o bienes, afecta directamente las finanzas empresariales. Aquí algunos tipos:
La clave está en identificar la naturaleza del negocio y su dinámica de ventas. Un e-commerce, por ejemplo, puede iniciar por el modelo de dropshipping, que permite reducir costos de almacenamiento al delegar la logística al proveedor. Este sistema funciona bien en sectores como la moda y la tecnología, donde la rotación de productos es alta y la demanda es cambiante.
En cambio, una empresa manufacturera puede optar por mantener inventarios de materias primas, productos en proceso y productos terminados. Este tipo de inventario es crucial para garantizar la continuidad del proceso de producción.
Lo más importante es entender las necesidades de la organización, pero se debe tener algunos factores muy en cuenta:
No clasificar correctamente el inventario puede generar múltiples consecuencias negativas en la operación y la salud financiera de una empresa. Una de las más comunes es la pérdida de control sobre los productos: no saber qué hay, dónde está o en qué estado se encuentra puede llevar a pérdidas, deterioro de materiales, robos no detectados y desabastecimiento inesperado.
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