La importancia del impacto social en las empresas: comunicar con coherencia

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| Publicación junio 5, 2025| Última actualización junio 5, 2025
En un entorno laboral cada vez más exigente, el impacto social de las empresas no solo se mide por sus acciones externas, sino también por la coherencia con la que comunican internamente su propósito. Esta nota analiza por qué la forma en que las organizaciones informan y se relacionan con sus equipos es determinante para construir una percepción sólida de compromiso social auténtico.
¿Qué es el impacto social y por qué es importante en una empresa?
El impacto social se refiere a la huella que deja una organización en la sociedad, a través de diferentes acciones que mejoran la calidad de vida de las personas y favorecen el bienestar colectivo. No se limita a proyectos o donaciones puntuales, implica la integración de principios éticos, medioambientales y de desarrollo social en las decisiones diarias. El impacto social se construye a través de las acciones cotidianas y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Impacto social positivo y negativo
A menudo, cuando hablamos de impacto social en las empresas, pensamos solo en las contribuciones positivas, como mejorar la calidad de vida o la creación de oportunidades para la comunidad. Sin embargo, el impacto social también puede ser negativo, cuando las acciones empresariales generan desconfianza, desigualdad o deterioran el entorno social.
En las empresas colombianas, este concepto cobra cada vez más relevancia, ya que está vinculado directamente con la confianza, la legitimidad y la capacidad de proyectar un propósito auténtico que trascienda las palabras. Esta nota profundiza en cómo la comunicación interna se convierte en el puente que conecta esos principios con la percepción que tienen los colaboradores.
¿Cómo influye la comunicación organizacional en el impacto social de una empresa?
En tiempos donde la sostenibilidad se ha convertido en un lugar común en los discursos institucionales, las personas que forman parte de las empresas en exigen más que palabras. Buscan integridad, canales abiertos y acciones verificables. En una región marcada por incertidumbres y bajos niveles de confianza en las instituciones, el modo en que las compañías se comunican con su propio equipo adquiere un valor no solo ético, sino también estratégico para cualquier esfuerzo sostenible.
Esta idea queda en evidencia al observar casos recientes a nivel internacional. En 2017, United Airlines protagonizó un grave escándalo cuando un pasajero fue retirado a la fuerza de un avión por sobreventa. Pero lo que terminó por erosionar su reputación fue la filtración de un correo interno donde el CEO defendía a la tripulación y culpaba al pasajero. La contradicción entre lo que se dijo públicamente y lo que se compartió internamente intensificó la crisis y generó desconfianza dentro de la propia organización.
Una situación diferente ocurrió con Volkswagen durante el escándalo del “dieselgate”, tras revelarse que la compañía había manipulado datos de emisiones. En este caso, el CEO asumió públicamente la responsabilidad, explicó la situación con detalle a sus colaboradores y anunció una transformación profunda. A pesar de la gravedad del hecho, la reacción rápida, coordinada y transparente evitó un daño mayor a su imagen.
Ambas historias evidencian una realidad incómoda: el impacto social no se define únicamente en los informes de sostenibilidad, sino en lo que ocurre al interior de las empresas. Cuando quienes trabajan en ellas no comprenden, no confían o no se sienten representados por lo que se comunica, resulta improbable que proyecten hacia afuera una imagen coherente de compromiso genuino.
Este análisis busca explorar justamente esa relación: de qué manera la comunicación interna incide en cómo los colaboradores en Colombia perciben el impacto social que genera su empresa. Porque si los mensajes no son claros, si no se comparten los avances y si no se da contexto a las acciones, la narrativa de sostenibilidad pierde fuerza desde adentro.
¿Cómo ven los trabajadores el impacto social y la comunicación de sus empresas?
A nivel regional, los datos muestran que, aunque existe una percepción positiva general, la comunicación enfrenta mayores dificultades que el impacto social. Como se muestra en la figura 1, un 28% de los encuestados señala que su empresa no comunica de forma clara ni transparente, mientras que solo un 18% expresa lo mismo respecto al impacto social.
Este desfase pone en evidencia que, incluso cuando se desarrollan iniciativas valiosas, muchas organizaciones no logran transmitirlas adecuadamente a sus equipos. La consecuencia es clara: si no hay claridad ni credibilidad en el relato, se debilita el reconocimiento del esfuerzo institucional.
Otro punto a destacar es la diferencia por generación. Aunque el promedio regional indica que un 82% de los colaboradores percibe que su empresa genera un impacto social positivo, en el caso de la Generación Z, este porcentaje baja al 80%, frente a un 85% en generaciones mayores. En cuanto a la comunicación interna, la percepción positiva desciende a un 70% en el grupo millennial, lo que revela una mayor sensibilidad frente a los vacíos comunicacionales.
Estas tendencias coinciden con estudios globales. McKinsey (2018) subraya que la Generación Z prioriza la autenticidad por sobre el lenguaje formal, y tiende a desconectarse cuando no encuentra coherencia en el relato organizacional. De forma similar, Deloitte (2023) señala que el principal motivo por el que los jóvenes no creen en las estrategias ESG de sus empresas es la falta de evidencia real dentro de la organización.
¿Qué sucede cuando las empresas logran comunicar con claridad?
Los datos son contundentes. La figura 3 del estudio muestra uno de los resultados más reveladores: cuando los colaboradores perciben que existe una comunicación interna clara, oportuna y transparente, también tienden a evaluar de forma mucho más positiva el impacto social de su empresa.
En cifras: entre quienes están de acuerdo con que su organización comunica adecuadamente, un 91% también cree que su empresa genera un impacto positivo en la sociedad. Solo un 9% de ese grupo lo niega. En cambio, entre quienes perciben que la comunicación es deficiente, el reconocimiento de impacto social cae bruscamente: solo un 58% considera que su empresa tiene un efecto positivo, mientras que un significativo 43% no está de acuerdo con esa afirmación.
Esta diferencia de más de 30 puntos porcentuales no es casual ni menor. Habla de una conexión profunda entre el modo en que se comparte la información hacia dentro y la capacidad de una organización para sostener un relato coherente de propósito social. Porque incluso cuando las acciones existen, si no se explican, si no se contextualizan o si no se visibilizan, ese impacto queda invisibilizado para los propios equipos.
En el caso colombiano, donde muchas empresas se enfrentan al reto de ganar credibilidad y posicionarse como actores responsables en un entorno socialmente exigente, este hallazgo adquiere especial relevancia. Comunicar bien no solo mejora la experiencia laboral: permite que los esfuerzos sociales de una empresa sean reconocidos y valorados por quienes están en contacto directo con ellos.
Y, en última instancia, esa percepción puede determinar si las personas dentro de la organización se sienten parte de un proyecto con sentido o si lo viven como un discurso vacío más.
La comunicación pesa más que lo material
Un análisis de correlación incluido en el informe entrega otro dato revelador. La percepción de buena comunicación interna está más fuertemente asociada al impacto social (0,41) que variables materiales como la percepción de remuneración adecuada (0,30) o la cobertura de necesidades básicas (0,27).
Este hallazgo sugiere que, para muchas personas en Colombia, la forma en que se narra el propósito institucional —y si esa narrativa se percibe como auténtica— puede importar tanto o más que los beneficios tangibles.
Analista de Research en Buk, especializado en estudios laborales y análisis de datos para comprender tendencias del...
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