Un papá desafiando la norma: Reflexiones de Liderazgo y Paternidad

A finales de 2019, recibí una noticia que cambiaría mi vida para siempre. No fue el COVID-19, aunque este también ha dejado su huella en el mundo. En una visita rutinaria al médico con mi esposa, supe que íbamos a ser padres, una sorpresa acogida con amor, felicidad, incertidumbre y miedo. El embarazo coincidió con los primeros meses de la pandemia, en un país lejano, sin familia ni red de apoyo.

Con más de un tercio de mi vida viviendo en diferentes lugares y desafiando roles como Director General de Hays, miembro de la junta directiva de Save the Children, esposo, speaker, amigo y atleta amateur, el papel más significativo que he desempeñado es el de ser padre.

Mi experiencia como padre y profesional me ha mostrado que la paternidad está intrínsecamente vinculada al liderazgo. Ser padre me ha enseñado a cuidar, guiar, empatizar y demostrar resiliencia, habilidades esenciales también para líderes exitosos.

En mi trayectoria, he observado que ocho de cada diez ejecutivos afirman que la paternidad mejora su liderazgo. Como padre de un niño de 3 años y al trabajar con padres de todo el mundo, comprendo el impacto positivo de la paternidad en el desarrollo personal y profesional.

Buscar ser un padre ejemplar, admirado y seguido voluntariamente, se asemeja al liderazgo en el mundo empresarial. Liderar con el ejemplo, compromiso y motivación son principios que se aplican tanto en casa como en el trabajo.

La empatía, fundamental en la crianza, también es clave en el liderazgo empresarial. Comprender las diferentes formas de aprendizaje, tiempos e intereses contribuye a relaciones más sólidas y a un liderazgo efectivo.

La paternidad y el liderazgo comparten la responsabilidad de inspirar y guiar hacia un futuro mejor. Tanto en el ámbito familiar como empresarial, trazar una visión, establecer metas y delegar responsabilidades son elementos cruciales.

Padres y líderes son mentores que empoderan y guían, a veces llevando a otros por caminos que no desean pero que son necesarios para su crecimiento. Proporcionar recursos, orientación y apoyo, aunque incómodo, es esencial para el desarrollo tanto de hijos como de equipos.

La importancia de la comunicación y la apertura se ha vuelto evidente en mi experiencia como padre y líder. Mostrar vulnerabilidad y compartir sentimientos contribuye a conexiones genuinas y fortalece las relaciones laborales y familiares.

La paternidad ha sido mi mayor desafío y responsabilidad, pero también la fuente de las mayores recompensas y aprendizajes. Conciliar vida laboral y familiar ha sido una prueba difícil, que me ha llevado a priorizar el tiempo con la familia y a comprender la importancia del equilibrio.

Al final del día, el título de "mejor padre" otorgado por mi hijo supera cualquier otro logro profesional. Aunque ser Director General es increíble, ser un padre ejemplar es esencial. Mantenerme centrado en lo que realmente importa, mi familia, es la lección más valiosa que he aprendido.

 Como dijo Ken Norton, "de todos los títulos que he tenido el privilegio de tener, papá ha sido siempre el mejor".