El papel de la actividad física en la mejora del bienestar psicológico

El cuerpo humano tiene un funcionamiento similar al de una máquina, por ende, todas sus piezas deben estar en perfecta sincronía. Aceitar los tornillos, limpiar los engranajes y sacar lo que no sirve, ayuda a que la máquina no presente fallas. La actividad física cumple este rol de limpieza y mantenimiento. La ciencia ya ha demostrado que el ejercicio trae incontables beneficios para la salud y uno de estos es el impacto positivo que genera en el bienestar psicológico.

El mantenernos en constante movimiento estimula nuestros sistemas neuronales y sensoriales, logrando así que nuestro estado de ánimo fluctúe en picos altos. 

Beneficios que trae la actividad física para el bienestar psicológico

Los avances tecnológicos nos han permitido poder estudiar cada vez más a fondo como nuestro cuerpo funciona, es por esto que los resultados son cada vez más precisos y las conclusiones cada vez más acertadas. Teniendo esto en cuenta, estudios han determinado que la actividad física vista desde múltiples campos de estudio es un accionar que beneficia a nuestro organismo de distintas maneras. 

Definiendo actividad física saludable como toda acción que involucre movimiento y le traiga beneficios a nuestro organismo te contamos que incrementa y que disminuye en nuestro día a día su realización:

AUMENTA:

• Confianza
• Independencia
• Imagen corporal positiva
• Eficiencia en el trabajo
• Autocontrol
• Memoria
• Estados de ánimo
• Energía
• Autopercepción positiva

DISMINUYE:

• Ansiedad
• Dolores de cabeza
• Tensión
• Problemas de espalda
• Absentismo laboral
• Confusión
• Hostilidad
  
  

¿Por qué hablamos de cuerpo sano y mente sana?

El equilibrio entre estos dos estados del ser nace desde tiempos de antaño, las mismas culturas antiguas nos hablan de una sociedad que consideraba a sus atletas de alta gama como unos psíquicos talentosos, un cuerpo esbelto daba muestra de una mente prodigiosa. Con el paso del tiempo esta idea se fue desvalorizando y no fue sino hasta  los años 50 que se volvió a hablar de esto pero haciendo más referencia a los hábitos de vida, posterior a esto fue cerca a los años 90 cuando la OMS decidió cambiar la definición de la salud a “un estado completo de bienestar físico, mental y social y no la simple ausencia de enfermedad” fue aquí donde el balance entre cuerpo y mente empezó a tomar de nuevo furor y es por esto que hoy en día es casi una obligación individual el realizar actividad física.

Resultados que fueron arrojados por múltiples estudios corroboran que las personas que realizan actividad física con regularidad, presentan una mortalidad menor y una morbilidad baja en comparación a las personas sedentarias. Además, suelen presentar menos condiciones psicológicas. 

¿Qué puedo hacer para empezar mi actividad física?

La clave de empezar un buen hábito de actividad física es no forzarla, tu cuerpo no está acostumbrado a ella, por eso es importante que la lleves con calma, de menos a más, acelerar este proceso puede generarte problemas de salud corporal como lesiones o psicológicas como frustración.

Para empezar, buscar realizar movimientos que te ayuden a  desarrollar y activar los sistemas centrales del organismo, es decir, ejercicios de respiración mantenida y continua. Posterior a ello encuentra desde tus facilidades un ejercicio aeróbico de diferente intensidad

Dale tiempo a tu cuerpo para  que empiece a reconocer la nueva rutina que le estás dando, después, puedes ir implementando ejercicios que tonifiquen y trabajen la musculatura, junto  a los músculos tendinosos. 

Te recomendamos también que toda esta actividad física la realices en conjunto a otras personas, esto te ayudará en el incremento de tus habilidades sociales y sentirás más liviana la adaptación a la rutina. ¿Cuánto debería durar tu actividad física? Alrededor de treinta a cuarenta y cinco minutos es un tiempo adecuado para empezar, en este tiempo tu cuerpo sube su frecuencia cardiaca empezando así un consumo energético y activando todos los sistemas neuronales que terminan desencadenando en todos los beneficios que te hemos mencionado. 

La actividad física como potenciador social y psicológico

La relación interpersonal es otro beneficio que nace a causa de realizar actividades físicas, si bien no es una obligación el hacerla en conjunto, puede ser un añadido que te traerá añadiduras positivas ya que tus habilidades de comunicación se pondrán en marcha al buscar suplir una necesidad básica del ser humano como lo es la de relacionarse.

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